En 1920, Fernando Primo de Rivera, siendo Teniente Coronel, es destinado al Regimiento de Cazadores de Alcántara Nº 10, como segundo jefe del mismo, y seguía al mando cuando acaeció el Desastre de Annual.
El día 22 de julio de 1921 el Teniente Coronel Primo de Rivera tenía desplegados los cinco escuadrones del regimiento, cuatro de sables y uno de ametralladoras, (461 hombres, 22 oficiales y 439 de tropa) detrás de Izumar. El jefe del Regimiento, el coronel Manella, se hallaba en Annual al mando de la circunscripción desde hacía tres días.
El 23 de julio de 1921, el teniente coronel Primo de Rivera, en cumplimiento de la órdenes recibidas y al frente de su 2° escuadrón, dos secciones del 4° y una del 1° del Regimiento de Alcántara, con un total 192 jinetes, protege la retirada de Chaif, hacia Dar Drius.
Salió al encuentro de aquellas fuerzas, y sin medir lo numeroso del enemigo, que al mismo tiempo trataba de envolver la columna en retirada, atacó también con gran brío la fuerza de auxilio, se lanzó sobre él, y combatió con la fuerza a sus órdenes al arma blanca y cuerpo a cuerpo diferentes veces, logrando atravesar la línea enemiga, dar la vuelta y atacar por la espalda a los rifeños. Con ello consiguió la continuación del avance, salvar la columna y su impedimenta y la entrada en orden de todas las fuerzas en Dar Drius. Por esta acción al teniente coronel Primo de Rivera se le concedería la Laureada póstumamente en 1923.
Ese mismo día el teniente coronel Primo de Rivera tendría ocasión de mostrar de nuevo su temple y su valor.
El general Navarro había ordenada la evacuación de la columna de Dar Drius a Batel. A las 13:30 horas partió la vanguardia, y se inició una marcha constantemente hostigada por los rifeños en la que los jinetes del Regimiento de Alcántara, al mando del teniente coronel Primo de Rivera, se cubrieron de gloria al proteger el avance con sus fuegos de protección y constantes cargas sobre el enemigo. Pero el camino a Batel cruzaba por el lecho del río Igan, donde los rifeños tenían apostado un fuerte contingente de hombres. El general Navarro ordenó a Primo de Rivera cargar por el flanco izquierdo de la columna. El teniente coronel se dirigió a sus jinetes de este modo:
«¡Soldados! Ha llegado la hora del sacrificio. Que cada cual cumpla con su deber. Si no lo hacéis, vuestras madres, vuestras novias, todas las mujeres españolas dirán que somos unos cobardes. Vamos a demostrar que no lo somos».
El regimiento se lanzó a la carga guiado por Primo de Rivera y combatió hasta que la columna cruzó el lecho del río Igan.
Para conseguir tal éxito el Regimiento de Alcántara tuvo que cargar hasta en cuatro ocasiones, sufriendo numerosas bajas ocasionadas por los rifeños, apostados en la trinchera del rio Igan. Los hombres y sus monturas van cayendo en apretada formación, así se ve en la foto sacada cinco meses después de la masacre, cuando se logra llegar a la posición.
Los hombres van perdiendo sus monturas, el propio Tcol pierde su montura (Vendimiar) en la tercera carga. Al final, los hombres del Alcántara, efectúan su ultima (8ª) carga al paso (hecho histórico en los anales de la Caballería), algunos incluso en mulos de los carros regimentales.
Tras la retirada de las tropas rifeñas, de los 691 hombres que formaban el regimiento la mañana del 23 de julio, 541 habían muerto en combate, 5 heridos de gravedad (las tropas rifeñas remataron a muchos de los heridos en la batalla de una manera que es mejor no contar) y 78 fueron hechos prisioneros, total 624 bajas (un 90,30%). Solamente 67 hombres lograron llegar a la posición de El Batel.
Gracias al sacrificio de los hombres del Alcántara, la “columna Navarro” consiguió llegar a su destino y el Regimiento Alcántara, prácticamente extinguido, escribió una de las páginas más gloriosas del ejército español y sobre todo del arma de Caballería.