Febrero de 1943, los soldados de la «División Azul» libraron un combate que figura entre los más encarnizados en que hayan tomado parte los españoles en el siglo XX, un episodio conocido como «Batalla de Krasny Bor». El marco para esta batalla es, a primera vista, sorprendente. Combatieron, en lo más duro de un crudo invierno, de un lado, los hijos de la soleada España, vestidos con uniformes alemanes, frente a ellos, los soldados rusos del Ejército Rojo. Y todo ello en un lugar tan remoto como los suburbios de San Petersburgo (Leningrado), la ciudad que Pedro el Grande, Zar de todas las Rusias, había levantado junto al Golfo de Finlandia.»Carlos Caballero Jurado. Morir en Rusia»
Krasny Bor fue una batalla que tuvo lugar el 10 y 11 de febrero de 1943 , cuando en el sector del frente de Leningrado defendido por la División Azul , recibió el ataque de todo un Ejército ruso compuesto de 4 Divisiones. 4.500 soldados españoles neutralizaron completamente la ofensiva rusa, que atacaron con 44.000 soldados, 100 carros y 800 cañones.
Inicialmente, todo parecía perdido para los guripas españoles, pero las sucesivas oleadas de soldados rusos embravecidos por la enorme superioridad de sus recursos y por el nivel de vodka en sus venas, poco pudieron hacer frente a los soldados de la 250º División, que se habían clavado al terreno de Krasny Bor con la firme decisión de resistir hasta el final. El coste fue brutal, 2.253 bajas españolas frente a las 11.000 soviéticas.
La ofensiva de Stalin fracasó al poder avanzar tan sólo 3 km. permaneciendo el frente estabilizado durante un año más.
«Si en el frente os encontráis a un soldado mal afeitado, sucio, con las botas rotas y el uniforme desabrochado, cuadraos ante él, es un héroe, es un español…» Jürgens, General de Artillería, Comandante General del XXXVIII Cuerpo de Ejército de la Wehrmacht en su libro «La División de Voluntarios españoles”
Ficha Técnica de la Batalla de Krasny Bor
Antecedentes Históricos de la Batalla de Krasny Bor
España se mantuvo neutral durante la II Guerra Mundial y promovió el alistamiento de voluntarios para ir a la Unión Soviética para luchar contra el Bolchevismo. De este modo, el general Franco mantuvo la neutralidad española mientras que simultáneamente compensaba a Hitler por la ayuda prestada al bando nacional durante la Guerra Civil Española con la presencia de Legión Cóndor.
El 24 de junio de 1941 se constituyó la agrupación de voluntarios españoles, quedaría encuadrada en un principio en el XVI Ejercito dentro del Cuerpo de Ejércitos Norte de la Wehrmacht y se le asignó el nombre de 250 División. Los miembros eran voluntarios y la única condición que puso Alemania es que los mandos fueran profesionales. Los voluntarios se presentaron en los banderines de enganche de todas las áreas metropolitanas en España. Los cadetes de la Escuela de Oficiales de Zaragoza se ofrecieron voluntariamente en gran número. Su comandante fue general Agustín Muñoz Grandes y quedó constituida por 15.500 soldados y 2.500 mandos.
El uniforme era boinas rojas de los carlistas, unos pantalones de color caqui de la Legión y las camisas azules de los falangistas, por lo que se empezó a llamar División Azul. Este uniforme se utilizaba únicamente durante los permisos en España; en el campo de batalla, los soldados españoles usaron el uniforme gris de la Wehrmacht, pero con la leyenda “España” y la bandera en roja y gualda en la manga. La justicia militar en la División, se aplica según el código castrense hispano. Las funciones de policía militar, quedan a cargo de la Guardia Civil.
El 13 de julio de 1941 salió de Madrid para Grafenwöhr (Baviera) el primer tren de voluntarios para pasar cinco semanas de instrucción. La División Azul, . «250. Einheit spanischer Freiwilliger» se dividió en 4 regimientos, para adaptarse a la organización alemana y cada regimiento se dividió en 3 batallones y cada batallón en 4 compañías. El regimiento de artillería estaba dotado de tres baterías de 150 mm y de una batería pesada de refuerzo.
También se constituyó la agrupación de aviadores voluntarios que formaron la Escuadrilla Azul, que lograron 156 derribos de aviones soviéticos.
Pasaron por la División Azul , unos 45.482 soldados o guripas durante varios relevos. 4.954 de ellos encontraron la muerte, 8.700 fueron heridos y 372 fueron hechos prisioneros de guerra por el ejército soviético, y los últimos fueron repatriados a España en 1954, llegando al puerto de Barcelona el 2 de abril de 1954 en el barco liberiano Semínaris. Unos pocos se casaron y se afincaron en Rusia, y no volvieron.
Hubo muy pocas deserciones, y quienes se alistaron con intención de pasarse a los soviéticos tuvieron la enorme sorpresa de ser recluidos también en el GULAG, donde sobrevivía asimismo un número de pilotos y marineros españoles del Frente Popular, retenidos en 1939 e internados por no aceptar la ciudadanía soviética. De los prisioneros morirían en los campos un 30%
En la unidad combatió una representación peculiar de la sociedad española, pues la integraron personas de todas las regiones y de capas sociales urbanas. Desproporcionado fue el porcentaje estudiantes universitarios e intelectuales, sobre todo en las primeras expediciones: el 25%.
Al margen de su significación moral como cancelación bien sobrada de la deuda de sangre con Alemania y en parte de la deuda económica, la división tuvo otros valores, desde el punto de vista del régimen.
Datos Relevantes de la División Azul
Condecoraciones de la Wehrmacht a la División Azul
• 2 cruces de caballero de la cruz de hierro, una de ellas con hojas de roble
• 2 cruces de oro
• 2.497 cruces de hierro (138 de primera clase)
• 2.216 cruces del mérito militar con espadas (16 de primera clase)
• Una medalla específica de la división, ordenada por Hitler, distinción que ninguna otra unidad tuvo.
Condecoraciones de España la División Azul
• 8 Laureadas de san Fernando
• 44 medallas militares.
Batallas en las que participó la División Azul
Sitio de Leningrado, Primera Batalla de Leningrado, Batalla de Volkhov, Batalla de Udarnik, Primera batalla de Smiesko, Batalla de Sitno, Batalla de Muravji , Batalla de Nikitkino , Batalla de Possad, Segunda Batalla de Sitno , Batalla de Schevelevo, Tercera Batalla de Volkhov , Batalla de Maloye Samoshie, Batalla de Poselok , Batalla de Putrolovo ,Batalla de Pushkin, Batalla de Krasny Bor.
Los grandes números de la División Azul
Voluntarios 45.482,
Las bajas totales: 23.552 (52 %)
Muertos y Desaparecidos: 4.954 (11 %)
Heridos: 9.522 (21 %) .
Congelados: 1.512.
Otros enfermos: 5.570.
Prisioneros: 372
Comportamiento en el combate
La División Azul se comportó en el combate igual que las mejores unidades alemanas. No cometieron crímenes ni matanzas. Aunque los soviéticos acusaron a la división de crímenes de guerra, el trato de los voluntarios a los civiles rusos fue en general correcto, incluso afectuoso y correspondido por los paisanos, que a menudo los protegían frente a los partisanos; tampoco hubo crueldades con los prisioneros, aunque en algunos casos extremos los divisionarios no admitieran la rendición de enemigos.
En contra de las tesis raciales del nacionalsocialismo, confraternizaron con los rusos y se sintieron horrorizados por la barbarie nacionalsocialista alemana. Los buenos recuerdos están acreditados por los testimonios dejados por la unidad cuando algunos veteranos, ya viejos, volvieron de visita por aquellas tierras.
Con los alemanes no faltaron roces y malentendidos, por la altanería de algunos mandos teutones, o por el abandono de estos en Krasny Bor. Pero prevaleció ampliamente la camaradería y el respeto mutuo.
Los soldados españoles combatieron en Rusia al comunismo con decisión y siempre contra un enemigo muy superior, provocando la admiración de los oficiales alemanes y de Hitler.
Conocido es el desprecio que tenía Hitler hacia los españoles, nos consideraba un pueblo mestizo e inferior pero tuvo que reconocer que los españoles eran excepcionales:
«Los españoles son un puñado de guarros. Contemplan el fusil como un instrumento que no debería ser limpiado bajo ningún pretexto. Sus centinelas sólo existen en teoría. No ocupan sus posiciones, o si lo hacen, se duermen. Cuando llegan los rusos, los nativos tienen que despertarlos. Pero los españoles no han cedido nunca una pulgada de terreno… No puedo imaginar a personas más valientes, apenas se cubren, desafían a la muerte. Sé que, de todas formas, nuestros hombres están siempre encantados de tener a los españoles como vecinos en su sector . Extraordinariamente valientes, duros contra las privaciones pero terriblemente indisciplinados «. Adolf Hitler
El Régimen de Franco se distancia de la División Azul y mira al tendido.
18 de diciembre de 1943 termina la repatriación de la División Azul, el general Esteban Infantes, sucesor de Agustín Muñoz Grandes al frente de la División , llega a Madrid y al bajar del tren en la estación del Norte no había presencia de un recibimiento oficial, ni una compañía de honores con su música. A Esteban Infantes no le esperaban ni el ministro del Ejército, ni una representación de sus compañeros de armas ni de la Falange. El esperado gentío enfervorizado que dos años y medio antes había aplaudido el «¡Rusia es culpable!» de Serrano Suñer no apareció por ninguna parte.
«Camaradas: no es hora de discursos. Pero sí de que la Falange dicte en estos momentos su sentencia condenatoria: ¡ Rusia es culpable!. Culpable de nuestra guerra civil. Culpable del asesinato de José Antonio , nuestro Fundador, y de la muerte de tantos camaradas y tantos soldados caídos en aquella guerra por la agresión del comunismo ruso. La destrucción del comunismo es condición necesaria para la supervivencia de una Europa libre y civilizada.» 24 de junio de 1941. Ramón Serrano Suñer. Secretario General de Movimiento
El Régimen utilizó en su beneficio el espíritu determinante y decidido de los falangistas y al final se puso de manifiesto que Franco trató de distanciarse de ellos. A finales de 1943 ya se sabía que el invencible III Reich, no iba a ganar la guerra y a petición de los Estados Unidos de América , Franco ordenó la repatriación e la División de Voluntarios Españoles .
La División Azul coincidió con el apogeo falangista del Régimen y supuso el dramático canto del cisne de su etapa azul. El papel político de la División Azul fue muy importante para Franco. Evitó la entrada de España en la II Guerra Mundial y además libró a Franco de la vehemencia falangista. A la vuelta del frente oriental, las ganas y determinación política de los falangistas habían sido, en gran medida, neutralizada por el sufrimiento y desgaste psicológico de la campaña en Rusia. La división Azul acabó siendo una gran poda de la falange en los gobiernos posteriores del Régimen.
Durante muchas décadas, la 250ª División ha sido la gran olvidada de los historiadores españoles. Finalizada la II GM, ya nadie quería recordar que había habido una unidad de españoles combatiendo en las estepas rusas. Soldados que llevaron con orgullo el nombre de España, despertando incluso la admiración entre los enemigos.
En el video siguiente se manifiesta Luis Teigell, un «camisa vieja», mostrando lo que finalmente supuso la División Azul para los falangistas, el olvido del Régimen de Franco.
Orden de Batalla del Frente Leningrado: Kolpico-Kranys Bor
Unión Soviética
55º Ejército Soviético. 44 000 soldados
Comandante: General V. P. Sviridov
• 43ª División de infantería .46ª División de infantería .56ª División de infantería .72ª División de infantería .14º Regimiento de infantería .133º Regimiento de infantería .141º Regimiento de infantería .9º Regimiento de artillería .131ª División de infantería .268ª División de infantería .45ª División de Guardias fusileros .63ª División de Guardias fusileros .56ª Brigada de fusiles .250ª Brigada de fusiles .122ª Brigada acorazada .31º Regimiento acorazado .34ª Brigada de esquiadores .35ª Brigada de esquiadores .187 baterías de artillería de todos los calibres en formaciones artilleras independientes .2 Batallones independientes de morteros y lanzacohetes. 2 Batallones independientes contracarro equipados con cañones antitanque de 76,2 mm
Alemania
Cuerpo de Ejércitos Norte. XVIII Ejército. 50º Cuerpo Alemán
Comandante:General Kleffel
División Azul , 250ª División de Infantería
5300 hombres, 4500 soldados y 800 mandos
Comandante: Emilio Esteban Infantes
250º Batallón de reemplazo 262º Regimiento (3 batallones). Compañía de esquiadores. 250º Batallón de Reconocimiento . 1º Batallón de Artillería (3 baterías) con cañones de 10,5 cm . Una batería del 3º Batallón de Artillería con cañones de 10,5 cm . 250º Batallón antitanque con cañones contracarro de 37 mm Pak36 . Grupo de zapadores de asalto. Una compañía independiente de cañones antitanque con cañones contracarro de 75 mm Pak40
Otras Unidades del XVIII Ejército Alemán
• 4° División SS Volkspolizei • 212º Grupo de combate de la división de infantería • 215º Grupo de combate de la división de infantería • Grupos de combate de las 11ª, 21ª, 227ª divisiones de infantería • Legión voluntaria de las SS Flandes (2 compañías) • Legión voluntaria de las SS Lituania (2 compañías)
Despliegue de la División Azul
Estas dos escenas son el pintor Augusto Ferrer-Dalmau y pueden ser visitadas en
http://www.historicaloutline.com/HistoricalOutline.html
El 31 de julio de 1942 , en presencia del general Fromm, los españoles juraron fidelidad a Hitler «para combatir al comunismo» y 20 días después partieron hacia el Frente como unidad hipomovil, es decir, una unidad no motorizada.
El 19 de agosto de, Muñoz Grandes recibe la orden de trasladar a la División Azul al frente de Leningrado. Queda encuadrada en el Ejércitos Norte, dentro del XVIII Ejército, y en el 50º Cuerpo al mando del general Kleffel. El objeto es compensar las bajas de la 121 División. El 1 de septiembre de 1942 llegan al frente un total de 14.600 soldados españoles, un 33 % de los recursos totales de la División Azul .
El 7 de septiembre relevan a la 121ª División, ocupando sus posiciones a lo largo de 17 km desde Alexandrovka a Krasny Bor, a lo largo de la línea de ferrocarril Moscú-Leningrado. El sector donde se despliega es una llanura pantanosa cruzada por los ríos Slavianka e Ishora que van a desembocar al Neva. Las poblaciones están rodeadas de bosques muy hermosos.
El 2 de octubre, el general español recibe la visita de Lindemann y Von Manstein, que le informan del retraso en el asalto a Leningrado «hasta nueva orden del Führer». Noche tras noche arrecian los bombardeos de la Luftwaffe sobre la ciudad.
El 12 de diciembre, Muñoz Grandes recibe la comunicación oficial de su ascenso a Teniente General y, con ella, la orden de entregar el mando de la División a Esteban Infantes. Franco desconfía de Muños Grandes y le proporciona el retorno a España.
Vista la situación del frente, general Esteban Infantes organizó el subsector de Krasny Bor en 3 líneas defensivas: en la primera coloca la infantería; en las otras dos, los morteros y los antitanques, las planas mayores y las piezas de artillería. Las tres líneas suman unos 5300 hombres. La mayoría pertenecen al 262 regimiento del Coronel Sagrado, pero también están desplegados en la zona el Batallón de Depósito Móvil, el I Grupo del Regimiento de Artillería, el Batallón de Zapadores, el grupo de Exploración y el Grupo Antitanque Divisionario.
Despliegue de las unidades de la División Azul el 1 de febrero de 1943.
Detalle del despliegue de la División Azul
Despliegue de los Soviéticos
La Operación Estrella Polar (Polyarnaya Zvezda) , tenía como objetivo embolsar a todo el XVIIIº Ejército alemán
.
Se planifican 2 ataques convergentes :
1º) Desde Pogoste, el 44º Ejército atacaría las divisiones alemanas 133ª y 61ª.
2º) El 55º Ejército atacaría desde Kolpino. Este ataque tenía como objetivo , romper las líneas en el sector cubierto por la División Azul y la SS Polizei. Después, progresarían por el sudeste para enlazar con el 44 Ejército y cerrar la bolsa y neutralizar al XVIIIº .A su vez este ataque tenía 2 maniobras:
2.1.) Las 43ª, 45ª y 63ª divisiones, del 55º, avanzaría sobre la zona la División Azul para romper el frente en Krasny Bor y posteriormente embolsarla para su neutralización posterior
2.2.) La 72ª División atacaría por el oeste hasta Putrolovo para desde allí alcanzar el río Ishora, una vez sobrepasada la carretera, giraría hacia Krasny Bor envolviendo la retaguardia española.
Una vez eliminada la resistencia avanzarían hacia el sur evitando las impenetrables masas boscosas y girando luego hacia el este para así romper el cerco de Leningrado.
Para ello en la madrugada del 10 de febrero contaban con 45.482 hombres.
Comienza la Batalla de Krasny Bor
Durante la primera semana de febrero de 1943 se reciben en el Estado Mayor de la División Azul una serie de informes en los que se alerta de que los rusos están concentrando numerosas tropas en la zona de Kolpino.
El 9 de febrero , el general Kleffel, jefe del 50º Cuerpo de Ejército, telefonea a Esteban Infantes para comunicarle que al día siguiente se espera un ataque a gran escala contra el flanco derecho de la División Azul.
La noche en vela anterior a la batalla
Noche del 9 al 10 de febrero. Desde Krasny Bor se percibía, que en la cercana Kolpino, había un continuo movimiento de armas y tropas. Las fuerza españolas percibieron como los rusos preparaban un gran ataque contra sus líneas defensivas. Algunos desertores y prisioneros también confirmaron estas sospechas. El capitán Miranda, consciente de lo que iba a ocurrir, solicitó al Pater Pumariño oficiase una misa en el búnker de la compañía para que asistiera el mayor número posible de voluntarios. La comunión puso una paz en los espíritus y preparó a los soldados para los momentos de máxima exigencia que se avecinaban.
Durante la noche , muy fría y oscura, se oían paladas, martillazos y voces de mando rusas, preparando los emplazamientos para la artillería. También , pudieron nuestros soldados escuchar el fuerte rugido de motores de los carros de combate. Los motores estuvieron funcionando durante toda la noche, para evitar que la helada les impidiera arrancar por la mañana.
El día de la batalla
10 de febrero de 1943; 5:30 h. Amanece en Krasny Bor.
6:00 . La niebla ya ha desaparecido. Los soldados españoles pueden ver el despliegue de las baterías rusas “ los órganos de Stalin” y los carros de combate. Las trincheras están “alicatadas hasta el techo”.
6:10. La artillería española abre fuego contra las líneas soviéticas pero no responden al fuego.
6.45. Comenzó la preparación artillera soviética . Unas 800 piezas de artillería abren fuego simultáneamente sobre los 5 km de la primeras línea de las fuerzas españolas. El ataque artillero superó todo lo imaginado. Kolpino fue un volcán en erupción que convirtió a Krasny Bor en el Infierno. La tierra tembló, se hundieron las trincheras y se dejaron de oír los teléfonos.
7:15 la aviación soviética ( la Parrala, como la denominaba los españoles, porque no sabían por donde aparecería) hizo su aparición: 30 bombarderos y 20 cazas (de los algo más de 100 aviones que el 13º Ejército Aéreo soviético del general Rybalichenko lanzó contra el Lº Cuerpo alemán ese día) atacaron los objetivos que la artillería no había logrado anular en el sector de los españoles.
8:15. Continúan las pasadas de la aviación sobre las posiciones españolas
8:40. Después de dos horas de martilleo, las piezas soviéticas dejaron de machacar la primera línea y alargaron su tiro. Todo el mundo sabía lo que eso significaba: empezaba el asalto. La frecuencia de disparo, un proyectil cada 10 segundos por pieza y durante 2 horas. La preparación no pudo ser más intensa. Fueron decenas de miles de proyectiles.
8:45. Comienza el asalto de la infantería. Después de la intensa preparación artillera, 4 divisiones soviéticas de infantería la 43ª, 45ª, 63ª y 72ª, con un total de 44 000 hombres, apoyadas por el 31º y 46º Regimientos acorazados que comprendían casi 100 carros de combate KV-1 y T-34, dos batallones de cañones anticarro con piezas ZIS de 76 mm, la 35ª Brigada Motorizada y las 34ª y 250ª Brigadas de Esquiadores se lanzan, escalonadamente, contra las ya débiles líneas españolas.
La unidad que iba a llevar el peso del asalto, la 63ª División de la Guardia, fue arengada por su comandante, el general Simoniak. Simoniak les pidió que atacaran con la rapidez del rayo: «Deberéis recorrer la distancia que nos separa del enemigo en un respiro: Al saltar de nuestras trincheras aspiráis, y al llegar a Krasny Bor expiráis». Desde el punto de partida de los hombres de Simoniak hasta Krasny Bor había 3 kms., y todo el mundo daba por hecho que la ruptura del frente sería un golpe rápido.
En este momento de la batalla, las compañías españolas habían sufrido ya una media del 50 % de bajas por la intensidad del fuego artillero, pero permanecían en sus puestos defendiendo sus posiciones .La diferencia de recursos era enorme, a cada batallón español se las veía con más de una división rusa. La fuerza del combate era terrible, los españoles estaban clavados al terreno y habían decidido luchar hasta el final.
El avance soviético se produjo por 4 líneas de penetración con una división en cada una. La artillería había derretido la nieve, convirtiendo el campo de batalla en un barrial, quedando empantanados algunos carros de combate.
Las ametralladoras de la división Azul, estaba al rojo vivo, eran oleadas y oleadas inmensas , parecían manadas de bisontes, se llegó al cuero a cuerpo. Momentos llenos de valor y heroísmo.
12:00, los soviéticos rompen el frente por tres sitios, pero las compañías de la 250 Divª. siguen resistiendo esperando los refuerzos alemanes que no llegan. La 4ª División SS Volkspolizei está inmovilizada a pocos km, esperando un ataque ruso. Los voluntarios luchan hasta el final.
La situación era terrible, los soldados no podía resistir el empuje de los soviéticos. El general ordenó la vuelta del Batallón de Regreso que estaba a 20 kilómetros , a punto de salir para España. Regresó para ayudar a sus compañeros.
La compañía del Capitán Oroquieta quedó aniquilada; la del Capitán Palacios, casi; la del Capitán Andújar, diezmada, y la del Capitán Huidobro se defendió numantinamente animada por sus voces de “¡Esto no es nada, chicos. ¡No pasarán! ¡Somos españoles!”. El Capitán Losada llegó a pedir a la artillería propia “Fuego sobre mi posición”. Las posiciones quedaron rodeadas, aisladas y machacadas, pero seguían frenando el avance soviético.
Los Rusos se equivocan y se detiene el avance
Después de rota la primera línea, Huidobro-Altura a las 13:30, Palacios y Oroquieta a las 16:00 y «El Bastión» a las 24’00 , la batalla de Krasny Bor entra en su segunda fase, con dos frentes. Uno a lo largo del rio Ishora y otro en el poblado de Krasny Bor y las aldeas aledañas al SE .
El ataque soviético ya había perdido su ritmo. El asalto a la primera línea defensiva española, había sido mucho más duro y prolongado de los previsto. Se esperaba romper el frente en «un minuto» , pero los rusos necesitaron horas de duro pelear. El error táctico consistió en intentar acabar definitivamente con la resistencia española. Hubiera sido más eficiente haberlos rebasado y no perder mucho tiempo . En diciembre las horas de luz eran tan escasas, cada minuto de retraso era un grave contratiempo y en realidad se habían perdido horas.
Los mandos soviéticos estaban que echaban chispas. Nada había salido de acuerdo a lo planeado. Cuando Simoniak, hacia las 12’00, comunicó que ya controlaba Krasny Bor, Sviridov creyó que la jornada iba a acabar victoriosamente. Pero desde ese momento todas las noticias empezaron a ser malas. No había forma de desalojar a los españoles del sector meridional de Krasny Bor y el avance era demasiado lento.
Tanto Govorov, jefe del Frente , como Sviridov, comandante del 55º Ejército , recriminaban a sus subordinados el pésimo nivel de coordinación que habían mostrado las unidades y el que no hubieran sabido aprovechar el derroche de potencia de fuego que se había empleado. Los generales y coroneles, a su vez, lanzaban diatribas contra sus comandantes y capitanes, a los que tantos años de vida de trincheras les había convertido en incapaces de dirigir y coordinar un asalto a gran escala, y que habían perdido totalmente el control sobre sus soldados .
El frente se volvió a estabilizar , se había retrocedido tan solo 3 kms . Pese a una resistencia heroica de la División Azul, Krasni Bor cayó en manos rusas, porque la ayuda alemana no llegó a tiempo .
Después del fracasado asalto soviético, el cerco sobre Leningrado no se rompe. El mando soviético ordenó a sus fuerzas pasar a la defensiva y el frente queda estabilizado por un año, fracasando la Operación Estrella Polar (Polyarnaya Zvezda).
El General ruso al mando de la operación minusvaloró la actuación de la infantería rusa , confirmando que la artillería actuó con mayor intensidad que en otras operaciones de importancia. También cabe destacar que la Operación Estrella Polar tenía unos objetivos más ambiciosos que los que son afirmados por las fuentes oficiales rusas, pero tras el estrepitoso fracaso la concepción original fue ocultada y clasificada como una operación menor.
En menos de 24 horas, los españoles sufrieron un total de 2.252 bajas; 1.127 muertos, 91 desaparecidos y 1.035 heridos. Además de 91 desaparecidos, unos 300 españoles, casi todos heridos, cayeron prisioneros. Los soviéticos perdieron 10.000 hombres.
Muchos de los combatientes de Krasny Bor en aquella jornada de gloria y tragedia eran veteranos curtidos en la Guerra Civil Española , y habían intervenido en combates de gran dureza durante su trascurso, como la ofensiva de Brunete, Teruel, la batalla del Ebro, etc. Pero casi con unanimidad todos ellos afirmaron que lo vivido en Krasny Bor superaba con creces cualquiera de sus experiencias anteriores.
Las bajas españolas fueron enormes y se dio orden de recuperar a toda prisa la capacidad de combate de la División. Se pidió el envío urgente de Jefes y Oficiales. En cuanto a la tropa, en aquellos momentos dos Batallones de Marcha estaban en camino desde España hacia Rusia. La División Azul se recuperó perfectamente de aquel duro golpe y se mantuvo en sus posiciones hasta octubre de 1943, en que recibió la orden de repatriación desde Madrid.
Conocidos posteriormente los detalles de las heroicas actuaciones individuales, se concedieron 3 laureadas y 11 Medallas Militares. Resaltar que de las 8 laureadas concedidas a la División Azul, 3 se consiguieron en esta batallas de 24 horas En esta batalla se produjo el 22 % del total de muertos que tuvo la División Azul en Rusia, que fueron un total de 4.954 muertos y 8.700 heridos
24 de septiembre de 1943, por las presiones norteamericanas, Franco decide retirar la División Azul. Tras obtener el permiso alemán, el 7 de Octubre la unidad abandona las trincheras , siendo enviada al sector de Oranienbaum, desde donde debería ir repatriándose progresivamente.
20 de septiembre de 1943 empieza a organizarse la unidad que debía suceder a la División Azul, la Legión Azul, con nivel de Regimiento. En agosto 1943 había concluido la presencia de marinos españoles en la «Kriegsmarine».
17 de noviembre de 1943 se constituye oficialmente la Legión Azul, cuyo mando asumirá el coronel Antonio García Navarro.
18 de diciembre de 1943 el general Esteban Infantes regresa a España con su Cruz de Caballero. Llega a Madrid y al bajar del tren en la estación del Norte no había presencia de un recibimiento oficial, ni una compañía de honores con su música. Al comandante de la división no le esperaban ni el ministro del Ejército, ni una representación de sus compañeros de armas ni de la Falange. Había terminado la repatriación de la División Azul
Crónicas de la Batalla de Krasny Bor
El día 13 de febrero, citando fuentes soviéticas, la BBC informó en sus emisiones en castellano que la División Azul había sido totalmente destruida por el Ejército Rojo, lo cual provocó el lógico temor en España. La noticia llegó, inevitablemente, a los oídos de las decenas de miles de familias españolas que tenían alguno de sus miembros sirviendo en Rusia. Radio Berlín respondió a la BBC el día 27 de febrero, cuando en su programa en español radió una épica crónica de la Batalla, dejando claro que la División Azul no sólo no había sido destruida, sino que en realidad había escrito una página llena de heroísmo en su historia.
Consecuencias de la Batalla de Krasny Bor
Después del fracasado asalto soviético, el frente sólo retrocede 3 km en algún sector, pero el cerco no se rompe. El ejército soviético no vuelve a enfrentarse directamente a las tropas españolas, limitándose a bombardeos aéreos o artilleros. El mando soviético ordenó a sus fuerzas pasar a la defensiva. El frente queda estabilizado por un año.
La batalla de Krasny Bor, con una encomiable resistencia de la División Azul, hizo fracasar la Operación Estrella Polar, una gran ofensiva posterior para romper el sitio de Leningrado. Se consiguieron tres de las ocho condecoraciones laureadas de la División Azul en la URSS.
Casi trescientos divisionarios fueron hechos prisioneros de guerra por el ejército soviético, y encarcelados en Gulags en Siberia, condenados a trabajos forzados. Fueron los últimos repatriados a España en 1954, y llegaron al puerto de Barcelona el 2 de abril de 1954 en el barco liberiano Semíramis
Laureadas de San Fernando Ganadas por la División en Krasny Bor
Soldado Antonio Ponte Anido, del Batallón de Zapadores, por su heroísmo en la batalla de Krasny Bor. Caído en combate. Concesión oficial: 17-II-1944.
Capitán Manuel Ruíz de Huidobro, de la 3/I/262, por su papel en la batalla de Krasny Bor. Caído en combate. Concesión oficial: 16-XI-1945.
Capitán Teodoro Palacios Cueto, de la 5/II/262. Por su participación en la batalla de Krasny Bor. Pasó once años de cautiverio en Rusia. Concedida el 17-XI-1944. Fue la única de las otorgadas a divisionarios que no lo fue a título póstumo.
La Laureada del Capitán Manuel Ruiz Huidobro
El capitán don Manuel Ruíz de Huidobro Alzurena cubría, con su Compañía, constituida por 120 hombres, un frente de unos 2 kilómetros. Se dirige al observatorio de antitanques y, al comprobar la presencia de fuertes contingentes enemigos en el citado bosque, establece allí su puesto de mando, instalando el equipo de radio.
En estos comienzos del ataque comunica al jefe del Batallón que no había novedad en la posición a su cargo. Más tarde, comunicó por radio el siguiente parte:
«El enemigo ataca en grandes masas. Barrera de artillería delante de la posición y sobre el bosque.»
Este primer ataque fue rechazado brillantemente, con nutrido fuego de fusilería y armas automáticas. Un nuevo ataque, ejecutado con mayor intensidad, es rechazado de igual modo; pero en el tercer asalto, apoyado por lanzallamas, el enemigo consiguió rebasar la linde del bosque, sin que por ello decaiga un momento el elevado espíritu del capitán Ruíz de Huidobro, quien transmite al jefe del Batallón otro mensaje.
Sale luego del observatorio y, con extraordinaria serenidad, recorre sus puestos, anima a la tropa con su ejemplo, arengándola enérgicamente. Este, se sube encima de la trinchera, no obstante el intensísimo fuego enemigo, para desde allí ordenar el despliegue necesario.Los soldados, comprendiendo lo indispensable que en aquellos momentos le era su capitán, le instaban a que bajase de la trinchera, pero él continuaba en el sitio elegido para dirigir tan tenaz defensa, electrizando a su gente con frases de aliento y patriotismo «¡Que somos españoles! ¡Esto no es nada…No han de pasar…» Los soldados le instan para que abandone lo alto de la trinchera e incluso el alférez Duque, de antitanques, se sube al parapeto para ello, logrando que el capitán baja al fin, tras mutuo forcejeo y empujones.
Inmediatamente se cubre el flanco y establecen los dos frentes cubriendo la rotura de la línea, mandando que ocupara el teniente Borque unas ruinas situadas frente al búnker de mando.
El capitán Huidobro cursó su último parte oficial:
«El enemigo continúa atacando en grandes masas; barrera de artillería delante de la posición. Moral elevada. Sin novedad.»
Al poco el capitán Manuel Ruíz de Huidobro y Alzurena caía herido mortalmente, empleando sus últimas palabras en alentar a la gente y exhortándoles a que se mantuviesen fuertes defendiendo la posición.
La Lureada del soldado Antonio Ponte Anido
Antonio Ponte Anido pertenecía a la tercera compañía de Zapadores donde prestaba servicio como enlace a las órdenes directas de su jefe, el capitán Aramuburu Topete . Cuando se encargaba de las actividades de enlace de compañía, vio que un carro de combate T34 que estaba haciendo fuego sobre una «isba» ( hospitalillo) utilizada como puesto de socorro. No dudó un segundo, el valiente guripa cogiendo una mina M42 de un campo de minas, lanzándose como si fuese un «kamikaze» debajo del carro, volando con él. Por esta acción le fue concedida la Cruz Laureada de San Fernando
La Laureada del capitán Teodoro Palacios Cueto
A las siete de la mañana del día 10 comenzó la preparación artillera, con una intensidad y violencia extraordinarias, que duró dos horas. A las 10:30 horas habían sido aniquilados el primer batallón…que ocupaba el flanco derecho de la 5ª Compañía. Del Batallón 250 sólo se conservó una posición a cuatro kilómetros de la que ocupaba el capitán Palacios que con los supervivientes de su Compañía quedó totalmente cercado por el enemigo.
En estas condiciones continuó resistiendo los incesantes ataques del enemigo, al que causó numerosísimas bajas y le impidió usar la carretera que desde Kolpino penetraba en la retaguardia hacia Krasny Bor, cuya utilización por el enemigo hubiera puesto en grave riesgo el frente propio. Los rusos atacaban una y otra vez, apoyados por carros de combate, artillería y aviación.
Durante el combate, el capitán Palacios utilizó todos los recursos de su ingenio y conocimientos para mantener la moral de sus tropas, siempre estuvo en los sitios de mayor peligro y demostró poseer un valor heroico y extraordinarias dotes de mando, que hicieron posible tan prolongada resistencia. A las 16:30 horas, agotadas las municiones hasta el último cartucho, tras haber causado un elevadísimo número de bajas al enemigo y después de nueve horas de combate, fue hecho prisionero con un pequeño grupo de supervivientes. Estuvo prisionero 11 años en los Gulags Estalinistas de Siberia, hasta su regreso a España, dando en todo momento ejemplo de las más altas virtudes castrenses. Fue la única laureada no concedida a título póstumo.
El Testimonio Directo del Teniente Ángel Salamanca.
Ángel Salamanca llegó a Rusia en 1942 y se incorporó a la 5ª compañía del Regimiento 262, al mando del capitán Teodoro Palacios. El 10 de febrero de 1943 tuvo lugar la batalla de Krasny Bor. El sargento Ángel Salamanca cayó herido y sufrió cautiverio en Rusia durante 11 años. Por su acción de guerra le fue concedida la Medalla Militar Individual, la segunda condecoración militar en importancia tras la Cruz Laureada de San Fernando.
Su testimonio
Parece que el cielo se va a desplomar encima de ti, que se acaba el mundo, que nadie va a quedar vivo. Faltaban pocos minutos para las siete de la mañana del 10 de febrero de 1943 y había comenzado el miércoles negro en Krasny Bor. La artillería rusa inició el castigo sin piedad. Los españoles que estábamos en primera línea corrimos a los búnkeres a cobijarnos de los fogonazos de más de 800 cañones que hacían agujeros tan grandes como plazas de toros. La tierra temblaba y el humo hacía difícil la visibilidad. Estábamos escondidos como ratas en el búnker, a 2,5 metros de profundidad. Todo era ruido, fuego, gritos, lodo, nieve y sangre. El termómetro no subía de los 25º bajo cero. Pese al frío, se sudaba, pero no se comía, ni se bebía, ni se fumaba, ni se daban los buenos días.
Muchos oficiales, en labores de vigilancia, fueron alcanzados con los primeros bombazos, dejando sin mando a la tropa. Fue ésta una de las claves de la batalla. Se decía que nunca caía un obús o un mortero donde ya había caído otro. Mentira. Caían por cientos, unos encima de otros, y al explotar esparcían metal caliente en todas direcciones. Cada una de las 800 bocas vomitaba fuego cada 10 segundos, el tiempo necesario para cargar y disparar. Enseguida se sumaron los famosos organillos de Stalin, camiones con plataformas de artillería que disparaban consecutivamente, provocando un ruido atroz, como si fuesen órganos. Tanto poderío militar para el sector tan reducido por el que se peleaba era una barbaridad.
La División Azul estaba desplegada en el norte del pueblo de Krasny Bor, en un frente de 20 kilómetros de largo al sur del sitiado Leningrado. Desde 1941 los alemanes habían cercado la ciudad y, en su intento definitivo por acabar con el sitio, los soviéticos habían elegido Krasny Bor. Estábamos, pues, en el eje de su ataque. Mi unidad, unos 5.000 hombres -aproximadamente un tercio de los efectivos españoles- se encontraba allí.
Yo estaba incorporado como sargento a la Quinta Compañía del II Batallón del Regimiento 262, a las órdenes del capitán Teodoro Palacios, quien me destinó a la segunda sección, al mando del alférez Céspedes. A mi cargo tenía un pelotón reducido de 35 hombres. Venía de un larga experiencia en combate en primera línea adquirida en los frentes de Aragón, Madrid y Cataluña durante la Guerra Civil desde agosto de 1936, cuando tenía 17 años. Me enrolé en la División Azul en verano de 1942, en Logroño.
Cuando empezaron las hostilidades aquella mañana del 10 de febrero, en realidad hacía ya días que sabíamos que algo gordo se cocía en las filas rusas. En las trincheras, Radio Macuto informa con mucha antelación. Un ucraniano que se pasó al bando español en la noche del 9 de febrero fue la señal inequívoca de que el ataque era inminente: llevaba ropa interior nueva, una costumbre local antes de la batalla para morir limpios y puros si caían abatidos en combate. Entendimos rápidamente que en pocas horas empezaría el baile. Había tensión, pero no miedo.
El fuego de artillería duró más de dos horas, en las que se produjo la mitad de las bajas del día. Al cesar la artillería, comenzaron las pasadas de la aviación enemiga, que hostigaron especialmente a nuestra Quinta Compañía; sólo en el pelotón bajo mi mando hubo una decena de bajas, entre muertos y heridos, en las tres primeras horas. Otras compañías fueron literalmente trituradas.
Pese a que el avance terrestre del Ejército Rojo se produjo por cuatro líneas de penetración con una división en cada una. Pero más importante fue que no esperaban nuestra respuesta. Creían que tras el bombardeo estaríamos todos muertos. Y lo que hicimos fue salir a nuestros puestos, emplazar las máquinas y recibirlos a fuego limpio. Las órdenes del capitán Palacios eran claras: «¡Resistir y resistir!».
Aunque la infantería rusa llegaba por oleadas, lo hacía muy desordenada y pudimos repeler los primeros ataques. Había que resistir hasta morir. Pero iban acumulándose las bajas; entre ellas la del alférez Céspedes. Si había heridos, se les evacuaba. Si había cadáveres, se apartaban para no pisarlos y se seguía disparando. El espectáculo era dantesco. Para coger una pistola y pegarse un tiro.
A media mañana, los rusos habían perforado el frente por tres sitios, pero los capitanes Campos, Oroquieta, Aramburu y Palacios resistían a duras penas con seis compañías muy debilitadas. La Luftwaffe no hacía acto de presencia; y la División SS Volkspolizei, situada en la media distancia, no podía auxiliar, pues debía aguantar para hacer frente a una previsible embestida rusa.
A mediodía estábamos prácticamente cercados por el flanco izquierdo. Mi sección, sin oficial al mando, era ya un islote con unos pocos supervivientes. Sólo pude atrincherarme y abrir fuego de costado. Primero con un único tubo de mortero que defendía Joaquín, un cabo de Ponferrada. Cubría su ojo izquierdo con una mano porque le habían pegado un tiro en la cara.
Nos retiramos por la trinchera de evacuación y regresé con dos soldados más para recuperar parte de la munición y alimentos del búnker y destruir el resto. Tiramos bombas de mano como locos. Al retirarnos al enclave donde resistía Palacios, éste me dijo: «¡Salamanca, desde este momento eres Medalla Militar!». Acto seguido acudí al sector del puesto de mando. Sólo quedaba operativo un fusil ametrallador, pero causó estragos.
Llegaban columnas con medio centenar de hombres que eran abatidos sistemáticamente. Disparábamos ferozmente, sin parar, esperando a que el enemigo se encontrase a menos de 100 metros, disparábamos al bulto. Pero hasta un ciego habría hecho blanco.
Toda la potencia de fuego de la máquina, 1.300 disparos por minuto, provocó una carnicería en las filas enemigas y nos mantuvo con vida. No es que nuestro cañón estuviese caliente, es que estaba al rojo vivo. En la refriega, tres veces cayó el soldado que la servía. Cuando un cuarto soldado me dijo con la mirada: «Sargento, ¿quiere usted que me maten?», decidí empuñar personalmente la ametralladora. Al cabo, los rusos acertaron con una granada de 120 que cayó ante el cañón. Salí despedido cuatro metros, perdiendo el conocimiento momentáneamente, la cara llena de sangre y metralla y una ceguera casi total por el alumbramiento del fogonazo. Fui evacuado al búnker. Luego supe que tenía también una herida de bala en la rodilla.
Sin munición, con la mayoría de los supervivientes heridos y los indemnes, agotados, el final estaba próximo. A las tres de la tarde, un soldado entró al búnker: «De parte del capitán, que salgáis todos; estamos hechos prisioneros». Los 25 heridos salimos y encontramos a otros 18 hombres con las manos en alto con el capitán Palacios al frente. Nos mandaron formar e hicieron un simulacro de fusilamiento pero sólo se tiraron como fieras sobre nuestros relojes y todo lo que llevábamos.
El trayecto hasta Kolpino, en fila de a tres, fue entre una alfombra de cadáveres. No nos trataron mal gracias a un jefe de escolta mongol que no debió de haber otro mejor en toda la Unión Soviética. Los 30 detenidos de Oroquieta, con los que enlazamos, recibieron toda suerte de golpes. Al llegar a Kolpino, un enloquecido grupo de mujeres rusas trató de atacarnos, pero el mongol las rechazó a culatazos.
Enseguida empezaron los interrogatorios, con las traducciones de un español enrolado en el Ejército soviético. Todo el afán del coronel ruso era saber qué armamento usábamos, hablándonos incluso de un arma secreta de Hitler. «Dice el coronel que habéis causado más de 14.000 bajas, y eso es imposible con ametralladoras y fusiles maúser corrientes», nos informó el republicano español.
Luego vino un cautiverio en campos de concentración que se alargó hasta 1954.
Diario de Lidia Osipova, sobre la batalla de Krasny Bor y los españoles
Lidia Osipova, trató a los españoles (agosto 1942-abril 1943) al ser la encargada de la lavandería española en Pavlovsk, cerca de Leningrado . En su diario hizo anotaciones sobre los ocurrido durante la batalla y el comportamento de la División Azul.
8 de enero de 1943.
«Algaradas entre los españoles y los alemanes. Estos habían golpeado a unas mujeres; los españoles salieron a la calle y comenzaron a agredir a todo alemán que encontraban en el camino; las peleas fueron auténticas. Como siempre en nuestro mundo loco, las acciones caballerescas no procedían del mando, sino de los simples soldados”.
8 de febrero de 1943.
«(Después de varios dias de combates por Krasny Bor ) El combate terminó. …Los españoles y toda la población lucharon con rifles y revólveres. Los rojos no “liberaron” a nadie y no tomaron prisioneros. Conducían los tanques a las casas y batían las casas y sótanos donde se escondían los rusos. Los españoles se mantenían por encima de cualquier elogio; a los rojos los pararon. Las pérdidas de los españoles fueron de hasta el 50%, pero ellos continuaron la lucha. Incluso los alemanes los admiran… La población ha cambiado el nombre de el Bosque Rojo (Krasny Bor) por el “Bosque de la Carne”. El asunto es muy pequeño y no tiene ningún significado en el curso general de la guerra, pero a nosotros lo mismo nos da morir en un “asunto grande” o cuando “no hay novedad en el frente”; y especialmente nos da igual caer en manos de los rojos durante el combate o sin él. Tuvimos cierto alivio y así vamos viviendo.»
Enlace al texto original en ruso y traducido al español
Nuestro amigo Manuel Gomez Vargas nos remite esta fotos para ilustrarnos e imaginarnos lo vivido por estos valientes y duros soldados españoles en las lejanas estepas rusas.
Muchas Gracias!
Paco Domingo
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Fuente http://www.grandesbatallas.es