las Cargas del Regimiento de Alcántara. Nos encontramos en pleno Desastre de Annual. Los rifeños hostigan la retirada española hacia la posición de Dar-Drius, que se bate de forma totalmente desorganizada. Atrás quedan heridos, armas y suministros. No obstante se encarga al teniente coronel Fernando Primo de Rivera y a sus hombres proteger la columna española de todo ataque rifeño. Durante esta huida estos tienen que cargar contra las tropas rifeñas y atraviesan sus líneas volviendo a cargar contra estas por la retaguardia lo que permite salvarse a parte de la columna española. Esta acción permitió a Primo de Rivera recibir la Cruz Laureada de San Fernando. Pero la situación era tan insostenible que incluso Dar Drius debía ser también evacuada y la columna debería marchar hasta Batel por la orilla del río Igan, por un peligroso camino propicio para los ataques rifeños. Primo de Rivera se puso al mando del regimiento de Cazadores de Alcántara que casualmente se encontraban en dicha fortificación. El día acababa de comenzar para ellos y pronto estarían ante el hecho más importante de sus vidas.
Guerra: Guerra del Rif.
– Fecha: 23 de Julio 1921
– Lugar: Annual, Marruecos.
– Resultado: Victoria rifeña.
– Clave: Sacrificio del regimiento en clara inferioridad para salvar la columna española.
Beligerantes |
España |
Cabilas rifeñas |
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Bajas:
– Españolas: 400 muertos.
– Rifeñas: Desconocidas (Mayores que las españolas).
El plan español era evidente, la caballería protegería la retirada de la infantería. Aunque todos los altos mandos sabían perfectamente que en realidad la caballería se sacrificaría por la infantería. Los ataques que presumiblemente llegarían por la retaguardia y flancos serian neutralizados mediante cargas de caballería que permitiesen ganar tiempo a la columna española para ponerse a salvo.
Las peores previsiones se hicieron realidad, y al poco tiempo de salir, los rifeños atacan un convoy adelantado de heridos sobre el que el regimiento de Caballería de Alcántara liderado en todo momento por Primo de Ribera, hace la primera carga. Pero no seria hasta mas adelante cuando la situación se volviese más delicada. Cuando la columna española alcanza el cauce del río Igan, se produce el ataque rifeño a gran escala. Primo de Rivera consciente de la que se avecina arenga a sus soldados diciendo: «¡Soldados! Ha llegado la hora del sacrificio. Que cada cual cumpla con su deber. Si no lo hacéis, vuestras madres, vuestras novias, todas las mujeres españolas dirán que somos unos cobardes. Vamos a demostrar que no lo somos».
Tras la arenga, 12 cornetas marcaban el principio de la heroica gesta. 461 jinetes en formación cabalgan por un angosto terreno levantando un gran nube de polvo entre la que se apreciaba el reflejo del sol en los sables de los jinetes que sin temor se acercaban cada vez mas al grito de ¡España! a las tropas rifeñas las cuales abrieron fuego causando grandes bajas entre el regimiento. Aun así, este alcanzó su objetivo y castigo a aquellos que amenazaban la columna. Nada mas acabar la carga, las cornetas vuelven a sonar y el regimiento ya diezmado y sin tiempo a descansar efectúa una segunda carga. La historia se vuelve a repetir los rifeños abren fuego y las misma nube de polvo se les vuelve a acercar, esta vez los sables lucen menos, están cubiertos de sangre. De nuevo el regimiento vuelve a alcanzar su objetivo volviendo a lamentar grandes bajas, cadáveres de hombres y caballos se entremezclan en la arena, el regimiento estaba quedando destrozado, pero el enemigo, muy superior en número también estaba sufriendo bajas incluso mayores.
Integrantes del regimiento
La fatiga y las heridas tanto en hombres como en caballos ya son realmente graves. Aun así, los jinetes ciegos ya por la heroicidad de sus actos realizan una tercera carga, esta carga la tienen que realizar al trote, puesto que los caballos no daban más de sí. Las fuerzas marroquíes incrédulas antes semejante temeridad, disparan de nuevo contra la nueva carga volviendo a causar mas bajas, mayores incluso que las anteriores, ya que los blancos, mas lentos eran esta vez mas fáciles de acertar. El caballo del Primo de Ribera pereció al final de esta tercera carga. Aun así, la batalla no finaliza, entre la incredulidad enemigo, que veía como aquellos diablos a caballo volvían contra ellos una y otra vez.
Al finalizar esta carga Primo de Ribera observa que la columna española que se retira aun no se ha alejado lo suficiente del lugar y cumple con el juramento de defender a la infantería hasta la muerte, ordenando una nueva carga, la cuarta, en la que ya definitivamente queda el regimiento destrozado. Esta carga es efectuada por los restos de la tercera, muchos de los atacantes con sus caballos e incluso ellos mismos heridos, con los mulos utilizados para transportar suministros e incluso a pie. De los 461 hombres que cargaron aquel día solo 60 sobrevivieron los cuales siguieron escoltando a la columna española. En cuanto a Primo de Rivera moriría días mas tarde a causa de una gangrena en el brazo producida por el estallido de una granada.
Como curiosidad, meses más tarde cuando las fuerzas españolas ocuparon los territorios perdidos se encontró al cadáver de Primo de Rivera desenterrado pero no ultrajado como era habitual en esas tierras. Los rifeños simplemente querían ver quien era ese hombre que enviaba una y otra vez aquellas cargas llenas de valor y agresividad.
Monumeto conmemorativo
Teniente Coronel Primo de Rivera
Fuente: http://www.batallasdeguerra.com/2011/11/las-cargas-del-regimiento-de-alcantara.html